Aprendí a hacer bizcochos las tardes de verano.
No eran un simple dulce los bizcochos; eran un símbolo de celebración, una tradición que unía a la familia en torno a la mesa.
Sí, esas tardes en las que el tiempo se detenía, en las que nada importaba. Mientras el aroma a vainilla y canela llenaba el aire, quedaron grabadas en mi memoria como un tesoro preciado.
Son momentos de conexión, de amor compartido, de pequeñas alegrías que perduran en el corazón.
Hoy, al recordar esos momentos, siento el deseo de compartir esa misma sensación de calidez y nostalgia contigo.
Porque los bizcochos no solo son una delicia para el paladar, sino también un puente hacia nuestro pasado, un recordatorio de la importancia de valorar las pequeñas cosas y de celebrar la vida en todas sus formas.
Y es precisamente esa conexión entre el pasado y el presente la que encontramos también en la moda sostenible que creamos en nuestro taller.
Al igual que el proceso de preparar este delicioso bizcocho requiere tiempo, paciencia y dedicación, así también es el camino hacia la creación de prendas sostenibles.
Cada hilo seleccionado, cada puntada cosida, lleva consigo el cuidado y la atención que solo pueden surgir del amor y el cariño por lo que hacemos.
El cocinar lento, con amor y cariño, nos recuerda la importancia de respetar los tiempos naturales, de no apresurarnos en la búsqueda de resultados inmediatos.
De la misma manera, en PatadeKoala entendemos la moda como un proceso consciente, donde la calidad y la durabilidad son tan importantes como la estética.
En este mundo frenético en el que vivimos, detenernos un momento para disfrutar de un trozo de bizcocho casero y reflexionar sobre la conexión entre lo que comemos y lo que vestimos puede ser revelador.
Nos invita a valorar las pequeñas cosas, los momentos de calma y serenidad que a menudo pasan desapercibidos en medio del ajetreo diario.
A día de hoy, continúo deleitándome con la preparación de bizcochos en casa. Aunque la base de la receta permanece inalterada, mi toque lo crea la fusión la manzana y la canela lo que realmente hace que este postre sea inolvidable.
Y hablando de la receta, ¿la has probado alguna vez? Es una verdadera joya de la cocina casera, una tradición transmitida de generación en generación en mi familia.
Por si acaso se te ha pasado por alto, ¡permíteme compartirla contigo!
Aquí tienes la receta clásica de bizcocho con medidas de yogur, con ese toque especial de canela y manzana que lo hace irresistible.
Ingredientes:
1 yogur natural (utilizaremos el envase del yogur como medida)
3 huevos
1 medida de yogur de oliva suave
2 medidas de yogur de azúcar morena integral
3 medidas de yogur de harina de espelta
1 sobre de levadura química (polvo de hornear)
1 manzana grande, pelada y cortada en pequeños cuadraditos
1 cucharadita de canela en polvo
Instrucciones:
- Precalienta tu horno a 180°C y engrasa ligeramente un molde para bizcocho con mantequilla y harina, o utiliza papel de horno para forrarlo.
- En un bol grande, bate los huevos con el azúcar hasta que la mezcla esté espumosa.
- Agrega el yogur y el aceite, y continúa batiendo hasta que estén bien integrados.
- Tamiza la harina y la levadura sobre la mezcla de huevos y remueve con movimientos suaves y envolventes.
- Añade la canela en polvo y mezcla suavemente hasta que esté bien distribuida. Agrega los cubitos de manzana a la masa y remueve con cuidado para que se repartan de manera uniforme.
- Vierte la masa en el molde preparado y extiéndela de manera uniforme. Hornea en el horno precalentado durante aproximadamente 35-40 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro del bizcocho, este salga limpio.
- Una vez listo, retira el bizcocho del horno y deja que se enfríe en el molde durante unos minutos antes de desmoldarlo y transferirlo a una rejilla para que se enfríe completamente.
¡Y ahí lo tienes! Un delicioso bizcocho clásico con un toque especial de canela y manzana que seguro encantará a todos. ¡Disfruta!
13 de octubre 202. Mi madre decoró el bizcocho con merengue (me flipa). Soplé 20 velas. Mi hermano Juani, Inma, mi tía Toti, mi abuela María y mi madre.
Me ha encantado rescatar la fotografía. Sigue todo casi igual. La misma taza verde de cristal, el móvil Alcatel amarillo de la universidad, mi hermana cerca mía, los arboles, las sillas ....
2 pensamientos sobre “El mejor bizcocho del mundo”
Juan Benítez Aparicio
Qué maravilla de recuerdo.
Lola Suarez
Ohhh, he retrocedido 40 años. Gracias 😘